
Lo nuevo de decorar con antigüedades

Redacción El Tiempo Vivienda
Estos objetos están volviendo a los hogares porque sobresalen por su diseño y por los materiales de calidad.
El reconocimiento y la venta de muebles y objetos antiguos volvieron a tomarse la decoración de las viviendas.
“En todas partes de la casa se pueden poner antigüedades”, afirma Sandra Saldarriaga, propietaria de San Francisco de Páez Antigüedades, quien agrega que para un cuarto se consiguen camas y cajoneros, y para la sala y otros espacios, variedad de accesorios.
Carlos Gómez, dueño de Ayer y Co. Antigüedades, los recomienda porque “son piezas de excelente calidad, con diseños únicos y materiales finos como maderas y metales”.
Nicolás Carvajal, administrador de Antigüedades El Dorado, coincide con Gómez y recomienda elegir todo lo que esté elaborado con cedros, caobas y robles, que son maderas muy finas.
En cuanto a la limpieza de estos objetos, las personas que trabajan en los anticuarios no aconsejan usar el lustramuebles porque acumula capas y con el tiempo se empieza a descarapelar. “En general, no sentimos que se necesite un cuidado especial”, anota Édgar Martínez, vocero de Antigüedades Sol de Otoño.
El valor de estas piezas El arquitecto Luis Corredor, propietario de Treasure Antiques, especialista en juguetes antiguos, considera que no solo por asuntos de decoración se tienen estos objetos, sino también por inversión.
“Trabajé un tiempo con la comunidad judía en Cali, y ellos coleccionan mucho arte y antigüedades. Entonces eso le redime más a una persona que tener la plata en un banco”, afirma.
Además –agrega–, dentro de las colecciones a veces la gente se imagina que son cantinas y máquinas de escribir; no es así, hay jarrones y muebles firmados, objetos que son coleccionables, buscados y costosos.
En un anticuario, los precios varían desde 25.000 pesos hasta 20 millones de pesos. El valor depende de la antigüedad, el material, la nacionalidad o si es de algún artista y está firmado.
En estos espacio se encuentran piezas tan antiguas, del siglo XIX, así como de la década de los 80, republicanas, art nouveau, art déco, colonial y victoriano. Además, hay objetos preciados como juguetes, cuadros, jarrones, lámparas y esculturas en porcelana, madera y cobre, entre otros, que están de moda.
Todo esto, en su conjunto, trasciende el diseño y se convierte casi que en culto y –como dice Gómez– en tema de conversación y tertulia. “Tener una antigüedad en casa da la oportunidad de hablar con los visitantes acerca de ello, por ejemplo contarles ‘esta es una pieza hecha en Francia en el Siglo XVI’…”.
El vocero de El Bronzino dice que el cambio se debió a la moda minimalista, lo que considera “no es decoración”, mientras que Martínez advierte que el desinterés que existía estaba ligado a los cambios en las estructuras habitacionales.
Actualmente –agrega–, muchas propiedades son apartamentos, donde todo es pequeño y la mayoría de las antigüedades necesitan espacios amplios para poderlas apreciar. “La mayoría de las cosas que tengo en mi negocio han llegado porque el abuelito, la mamá o el papá se murieron, entonces a la gente ya no las aprecia, vienen y las venden”, explica.
Aun así, Carvajal piensa que hay una parte de la juventud que sí siente aprecio por estas piezas, debido a que la decoración retro y vintage está de moda, especialmente con objetos de los 60 y 70, que suelen ser piezas tecnológicas, como radios, parlantes y tocadiscos.
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