
Bogotá, en línea con la construcción sostenible

Ahora, la arquitectura verde es más familiar entre los inversionistas de finca raíz quienes, incluso, al evaluar los inmuebles están exigiendo que sean amigables con el medioambiente.
Esto ha obligado a los constructores a entrar en una cultura de desarrollo sostenible que, en algunos casos, se ha convertido en parte del ADN empresarial. Y en la misma línea están organizaciones y gobiernos.
Para estar a tono con el compromiso, el alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, suscribió esta semana el plan de acción del Programa Acelerador de Eficiencia Energética en Edificaciones –conocido como BEA–, por medio del cual la Organización de Naciones Unidas (ONU) involucró a la ciudad como reconocimiento de su potencial en materia de eficiencia energética.
El anuncio se hizo durante Construverde 2017, en el cual la directora del Consejo Colombiano de Construcción Sostenible (CCCS), Cristina Gamboa, destacó “cómo el acuerdo generará una política que servirá para garantizar que las nuevas edificaciones en la capital cumplan con estándares de sostenibilidad”.
Y el potencial es grande, si se tiene en cuenta que, según la Secretaría Distrital de Planeación (SDP), la ciudad y la región tendrán 1,16 millones de viviendas adicionales en el 2030, mientras que en el 2050 la cantidad ascenderá a 2,89 millones (ver gráfico). El Alcalde Mayor destacó que todo se consolidó, “tras un amplio proceso de participación, el cual permitió concretar un plan de trabajo que involucró, en su formulación, al Gobierno y la sociedad civil, a los proveedores de servicios técnicos y financieros, a los dueños, administradores y ocupantes, y a las empresas de servicios públicos domiciliarios”.
Peñalosa agregó que el proceso se armonizará con el Plan de Ordenamiento Territorial (POT), actualmente en revisión, y con la política nacional vigente (Resolución 549 del 2015 que destaca la Guía para el ahorro en agua y energía en nuevas construcciones, impulsada por el Ministerio de Vivienda).
Dinámica en el país
Además de la decisión que impacta a Bogotá, vale resaltar cómo el mercado de construcción sostenible sigue sumando proyectos en todo el país: a la fecha, hay 339 edificaciones registradas que aportan al ahorro de energía, agua y otros recursos, y que están en la lista del certificado estadounidense de diseño y liderazgo medioambiental (LEED). De estas, 104 ya tienen ese reconocimiento, mientras que otras 235 están en proceso.
De esta forma, tras la meta de reducir la huella urbana de la construcción al 2030 –que está en concordancia con los compromisos suscritos en el Acuerdo de París y sus objetivos de desarrollo sostenible–, Colombia sigue dando pasos que incluyen avances normativos.
De hecho, también está la Ley 1715 del 2014 sobre fuentes no convencionales de energía y el trabajo de varias ciudades en promover el desarrollo urbano sostenible, que representan una práctica meritoria del apoyo estatal. Incluso, otro hecho importante para la dinamización del mercado de la construcción sostenible está representado en la certificación Referencial CASA Colombia, con el cual el Grupo Bancolombia ofrece tasas de financiación preferenciales que benefician tanto al constructor como al comprador de este tipo de vivienda.
Así las cosas, y al margen de las opiniones encontradas sobre las bondades de los diferentes certificados que hay en el mundo, y que ahora acoge Colombia, lo realmente importante es que hay una conciencia que sigue ganando terreno.
Así lo reconoció el arquitecto chileno Guillermo Hevia, presente en Construverde, quien, al ser consultado sobre la relevancia de tener un ‘sello verde’, enfatizó: “Se tiende a imponer métodos para clasificar los proyectos y lograr ciertos objetivos adicionales. Y aunque creo necesario mirar sin prejuicios el tema, es mejor tenerlo que no”.
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